El veto del Gobierno nacional a la ley que impulsa la detección precoz de la trombofilia, patología que puede provocar abortos y muerte fetal, debido a la propensión a desarrollar coágulos sanguíneos, desató una controversia alrededor de la necesidad del diagnóstico precoz y de su conveniencia.
"Es de una crueldad enorme (haber vetado la ley), habla de un desconocimiento total del sufrimiento de muchas personas y es una manera más de maltrato hacia la mujer", expresó Bárbara Tarcic.
La artista tucumana contó que perdió cuatro embarazos (en 2007, 2010, 2013 y 2014) por esta enfermedad autoinmune. La pérdida de los dos primeros se produjo cuando la enfermedad aún no le había sido diagnosticada.Cuando pudo tener a su primer bebé, lo hizo bajo tratamiento, y gracias a que finalmente le habían detectado que padecía trombofilia.
El protocolo obstétrico, explicó Tarcic, indica que sólo tras perder tres o más embarazos se prescriben análisis para detectar trombofilia y -eventualmente- iniciar un tratamiento. "Perder un embarazo es perder la ilusión, significa un dolor terrible, tener que hacerte un legrado después de haber escuchado los latidos, quizás haber visto al bebé en la ecografía. El bebé se muere de inanición por falta de oxígeno, al obstruirse las vías por las que se alimenta", añadió.
El argumento para el veto de fue que la práctica de estudios tempranos está "expresamente desaconsejada, aun en edad pre fértil y fértil en mujeres asintomáticas", y afirmó que la norma fue cuestionada por asociaciones médicas especializadas.
La norma había sido aprobada por el Congreso el 23 de noviembre, votada por unanimidad. El veto total se publicó en el Boletín Oficial mediante el decreto 1.281, que lleva las firmas del presidente Mauricio Macri; el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el ministro de Salud, Jorge Lemus.
La ley había declarado "de interés nacional la protección integral psicofísica de las personas portadoras de trombofilia en todas sus formas, ya sea hereditaria o adquirida, permanente o transitoria, o la combinación de ambas".
De ese modo, comprendía a las mujeres con propensión a generar coágulos sanguíneos que ponen en riesgo los embarazos y disponía la creación del Programa de Estudio e Investigación, Docencia, Formación, Diagnóstico y Tratamiento de la Trombofilia, en el ámbito del ministerio de Salud.
Ianina Castro, miembro de la organización "Trombofilia y Embarazo", impulsora de ley, explicó en una entrevista por radio que la ley es necesaria para prevenir la pérdida de embarazos, mediante la detección temprana de la patología.
"Sin diagnóstico precoz, la trombofilia se detecta sólo después de la pérdida de tres o más embarazos. Se trata de un trastorno silencioso, del que la mujer se entera cuando el bebé se muere en la panza", indicó.
Según explicó, la ley tiene que ver con la detección temprana, para no tener que llegar a la muerte de varios hijos. Por ejemplo, que en la primera visita al ginecólogo se pidan los estudios, y con el diagnóstico en la mano, se decida cómo proceder.
"Algunas veces el tratamiento se hace con heparina, que es cara pero está cubierta por las obras sociales, y en otros casos solamente hace falta tomar aspirinetas a diario, para evitar la coagulación de la sangre", amplió Tarcic, que es también integrante de la organización "Trombofilia y Embarazo".
El Poder Ejecutivo, en el decreto de veto, argumentó que esos objetivos "se justificarían en el caso de tratarse de una patología desconocida y/o no correctamente diagnosticada".
El gobierno sostuvo que "la cobertura de los métodos de diagnóstico y tratamiento de la trombofilia, en los casos debidamente justificados por el médico tratante, está asegurada por el Programa Médico Obligatorio (PMO)".
La mirada de quienes padecen de trombofilia es muy distinta. Solamente las mujeres que tienen una obra social que lo cubra o los medios económicos para afrontar los estudios y el tratamiento -o viajar a Buenos Aires para confirmarlo, porque en Tucumán muy pocos profesionales se especializan en esta patología- pueden burlar un diagnóstico que parece una condena, asegura Bárbara Tarcic.
"El presidente no tiene corazón, no le interesa el sufrimiento de las mujeres y responde a intereses económicos de las obras sociales y los laboratorios. Es más barato dejar que perdamos un embarazo tras otro, por desconocimiento, a que sepamos y podamos reclamar que nos cubran el tratamiento", dijo, indignada.
La batalla, sin embargo, aseguró, no termina aquí. "Desde nuestro grupo vamos a promover que se vuelva a tratar, ya estamos trabajando en eso", aseguró.